Podobne
 
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quedado en la Riviera, donde el hielo? Por supuesto que perdió el
control, al venir aqu con ese ridculo exceso de abrigo!"
No puedo recordar a todos los nios de la familia; a algunos los
devoraron los lobos antes de que creciesen. El que estaba ms próximo a
m era mi hermano Oswald, que pronto mostró su notable genio como cazador
y trampero y tambin como pescador. Siendo muy nio, se pasaba horas a la
orilla de un ro observando a los peces e intentando cogerlos, tal como
vea hacer a los pjaros. Al final consiguió coger uno grande e intentó
comerlo; y casi murió de la muerte de To Monty. Tardamos mucho tiempo en
descubrir un medio realmente satisfactorio de comer pescado.
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-Pero deberamos ser capaces de comerlos-deca l obstinadamente-; he
visto a un leopardo comerse uno.
-T no tienes por qu andar observando a los leopardos a tu edad! -gritó
Madre-. Cómo te atreves a hacer una cosa as, nio desobediente! Venga
vete a tallar pedernales.
Oswald obedeció sombro; a diferencia de Wilbur, tena un talento natural
desde muy pequeo para tallar pedernales.
-Muy bien, hijo mo-deca Padre cuando Wilbur tallaba una piedra con una
precisión asombrosa para un nio de su edad. Pero, aunque muy hbil con
el pedernal y el cuerno, tena escasa iniciativa, y nos segua a Oswald y
a m en la mayora de las cosas. Haca de ayudante nuestro, llevndonos
las varas aguzadas cuando bamos de caza, afilando nuestros pedernales,
transportando a casa lo que matbamos; l haca la mayor parte de las
tareas para capturar las piezas pequeas, y era el que sola robar de los
avisperos la miel para todos nosotros.
Tambin nuestro hermanastro Alexander ayudaba en estas tareas; pero
aunque era bastante voluntarioso no podamos confiar en l, pues raras
veces terminaba los trabajos si no le vigilabas y le gritabas cuando los
abandonaba. No es que le faltase perspicacia o persistencia; simplemente
se quedaba embobado ante cualquier cosa que vea, sobre todo tratndose
de animales. Se quedaba como en trance y tenas que darle con una piedra
en la cabeza para despertarle. Ni l mismo poda explicarlo. Su
observación de los animales era extraordinariamente aguda, pero
constitua algo sin un claro objetivo, algo que no se relacionaba con las
tcnicas de caza, como en el caso de Oswald; y observaba con el mismo
placer a los pjaros, la mayor parte de los cuales son,
claro est, totalmente intiles salvo para indicarte la presencia de la
caza mayor. Alexander poda ayudarnos a veces en las expediciones
cinegticas por el mismo motivo. Lo malo era que senta el mismo inters
por un papamoscas que por un avestruz o un antlope.
-Hay algo en ese muchacho, estoy seguro -o que comentaba Padre a Madre
un da, despus de que Alexander les explicó que la hembra del
rinoceronte siempre camina exactamente detrs del macho-, pero no tengo
ni idea de lo que es.-A veces llamaba a Alexander "nuestro joven
naturalista".
Tambin tena yo un hermano mucho ms pequeo, William, pero ramos
Oswald, Wilbur, Alexander y yo quienes formbamos el grupo que ayudaba a
Padre en sus caceras.
De las chicas, mi hermana Elsie era la que senta ms próxima a m;
habamos decidido emparejarnos cuando creciramos. Ella era alta y
esbelta como una gacela joven, y saba correr y saltar y tirar igual que
un chico. Madre le asignaba la mayora de las tareas de la cueva, y a
medida que nos hacamos mayores fue dejando progresivamente de salir en
las expediciones de caza. Nunca pude entender por qu Madre encontraba
siempre algo urgente para que hiciese ella en casa en el momento mismo en
que debamos salir. Haba una expresión anhelante en sus grandes ojos
castaos cuando me deca: "Tengo que quedarme para cuidar el fuego y
atender a los nios, Ernest, pero treme algo lo hars?" Yo siempre lo
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haca. Le guardaba los ojos de las piezas, cuando me correspondan; o un
hueso con tutano, o una hoja llena de miel o de pulpa de termitas.
"Gracias, gracias, querido Ernest", me deca mientras lo depositaba en su
roja y voluptuosa boca. "Saba que no te olvidaras de m", y luego me
rodeaba con sus brazos alegremente, y yo consideraba que mereca la pena
privarme del placer que le proporcionaba a Elsie. No hubiese sido capaz
de hacerlo por nadie ms.
Tenamos otras tres hermanas: Ann, Doreen y Alice; Tenamos acordado
entre nosotros, los muchachos, que cuando fusemos mayores, Oswald se
unira a Ann (era una chica fuerte, muy capaz para transportar la caza
hasta casa), Alexander a Dorren (que era maternal y le quera mucho), y
Wilbur a Alice. Las cosas iban a ser as de sencillas. El fuego nos daba
luz despus de ponerse el sol, y aprendimos el infinito lujo de
relajarnos alrededor de l al anochecer, mascando nuestra comida,
sorbiendo el tutano de los huesos y contando historias. Estas, al
principio, procedan casi exclusivamente de Padre; y la mejor de todas
era la de cómo haba conseguido traer el fuego salvaje. La recuerdo
palabra por palabra.
-Todos recordis-deca Padre, sentndose cómodamente con una vara para
aguzar, pues casi nunca estaba ocioso-. Todos recordis lo mal que nos
iban las cosas en aquella poca. Nos estaban cazando y acosando hasta la
extinción. Perdisteis tos, tas, hermanos y hermanas en aquella
carnicera. Los carnvoros se haban volcado en nosotros debido a la
escasez de ungulados en la región. No s exactamente a qu se debió esto.
Quizs fuese una serie de perodos de sequa que redujeron sus pastos.
Quizs a una enfermedad que los diezmase. Lo cierto es que en cuanto los
felinos empezaron a comernos en cantidades apreciables, adquirieron
rpidamente la costumbre y el gusto de hacerlo, y por supuesto les
resultbamos presas ms fciles de capturar.
"Debis preguntaros sin duda por qu no decid conduciros a zonas ms
seguras. Por supuesto, pens muchas veces en ello. Pero, adónde bamos a
ir? Haca el norte, internndonos ms en las llanuras, donde los
carnvoros podan seguirnos y diezmarnos en el viaje? Volver al bosque,
donde incluso ahora a To Vanya le resulta cada vez ms difcil
alimentarse? No poda admitir sacrificar los esfuerzos de centenares de
miles de aos de evolución y la cultura de la Edad de Piedra y empezar
otra vez como monos arborcolas. Mi viejo padre se habra levantado del
cocodrilo que le sirvió de tumba, si yo hubiese traicionado todo lo que
l defendió. Tenamos que quedarnos, pero tenamos que utilizar la
cabeza. Debamos hallar algn medio de impedir que los leones siguieran
devorndonos, un medio definitivo. Cul poda ser? Al final descubr que
sta era la cuestión clave. He ah la maravilla del pensamiento lógico;
te permite eliminar sistemticamente las alternativas hasta dejar sólo la
cuestión bsica que debes resolver.
Padre sacó una vara chamuscada del fuego e inspeccionó pensativo su
humeante punta.
-Yo saba, como sabemos todos, que los animales temen el fuego. Tambin
nosotros lo tememos, pues somos animales como los dems. Lo hemos visto
de vez en cuando burbujear y hervir ladera abajo en las montaas,
incendiando bosques; y todas las especies huyen de l entonces, [ Pobierz całość w formacie PDF ]
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